CREACIÓN DE PERSONAJES IV

CONCEPTOS EN TORNO A LA TIPOLOGÍA DE PERSONAJES

(EMPATÍAS; RAREZAS Y PREMISAS)

 

“Los pretendidos personajes positivos de mis películas han tenido siempre un desarrollo bastante limitado, porque prefiero tratar los fracasos, describir las víctimas, los destinos destruidos por la realidad.” Luchino Visconti

 

Fotograma de La caída de los dioses, de Luchino Visconti

Queridos visitantes de mi blog, guionistas, directores, productores y demás, bienvenidos una vez más a mi rincón de artículos cinematográficos. En la anterior entrada hablé, largo y tendido, sobre el concepto de coralidad en el diseño narrativo. En esta lo haré de conceptos como la empatía, rarezas y premisas de los protagonistas, siempre dentro de la tipología de personajes. Espero que os sirva de ayuda y que siembre la duda en vuestros planteamientos, no hay aventura sin dudas, no existe el arte que todo lo desvela. ¿Me acompañáis?

 

 

 

EMPATÍA Y ANTI-EMPATÍA

 

“Me molesta que la gente hable de lo malvadas y crueles que son mis películas. Mi trabajo es brutal porque así es la condición humana. No trato conscientemente de retratar a las personas más miserables del planeta. Pero no invito al sadismo ni al morbo, todo lo contrario. Quiero creer que mis películas son tiernas y compasivas. Mis personajes emocionan porque luchan para conseguir la felicidad.” Todd Solondz

 

Actualmente existe una obsesión enfermiza en la industria cinematográfica (nacional e internacional) en dotar a los personajes de las historias de fuertes cargas empáticas, de tratar de relacionarlos sí o sí con el espectador. Caracterizar personajes con problemas reales y con decisiones parecidas a las que tomaría el espectador si estuviera en esas mismas situaciones se ha convertido en la piedra filosofal del éxito. La empatía como concepto ayuda al guionista a enganchar al espectador porque es el camino más rápido para hacerle sentir emociones; hace cómplice al espectador del proceso catártico del protagonista, de su evolución.

Fotograma de Léolo, de Jean-Claude Lauzon.

Se dice con cierta frecuencia que si un protagonista no empatiza con el espectador, la historia no funciona. Nada más lejos de la realidad. No se explicaría, pues, el grandísimo éxito de taquilla que tuvo Torrente, el brazo tonto de la ley. Torrente es un personaje anti-empático y alcanza la empatía con el espectador gracias precisamente a eso. El cine está plagado de ejemplos de este tipo de protagonistas: Léolo, de Jean Claude Lauzon; El gran Lebowsky, de los hermanos Coen. El concepto de no empatía fue investigado por el dramaturgo Bertolt Brech a mediados del siglo XX. También autores como Samuel Beckett, Ionesco o Pirandello, propusieron un teatro de desnudez de conceptos, evitando, a través de lo absurdo, cualquier tipo de empatía entre personaje y espectador. De esta forma, el mensaje se desnuda y entra limpio al receptor, sin interferencias ni artimañas moralizantes.

Cuando se trata de forzar a un personaje para que empatice con la gente es cuando el personaje queda deslavazado, maniqueo. Un guionista, jamás en la vida, debe juzgar a sus personajes. Evítalo en todo momento.

 

RAREZAS DE LOS PROTAGONISTAS

 

“No hay que intentar contar una historia y luego buscar los personajes, hay que tener los personajes y luego buscar la historia con ellos, simultáneamente.” Wim Wenders

 

Fotograma de Psicosis, de Alfred Hitchcock.

En algunos casos excepcionales, algunas películas cambian de protagonistas a mitad de la historia. Es el caso de Psicosis, convirtiendo el asesinato en la ducha en una sacudida tanto emocional como formal.

 

 

 

 

Cuando la protagonista muere, el público se siente momentáneamente confuso: ¿de quién trata esta película? La respuesta es un protagonista plural, ya que la hermana, el novio de la víctima y un detective privado la sustituyen en el relato.

 

Fotograma de Palíndromos, de Todd Solondz.

Hay otros casos todavía más extraños. Por ejemplo, en la película Palíndromos, del controvertido cineasta Todd Solondz, la protagonista se presenta como una niña negra obesa que quiere ser madre, durante el segundo acto ya no es una niña negra obesa sino otra niña y en el tercer acto es una mujer, las tres son las protagonistas, son la misma persona y establece así una metáfora interesante y confusa sobre la vida misma. Esta maniobra también es usada por Luis Buñuel en El discreto encanto de la burguesía. Dos mujeres diferentes interpretan el mismo papel protagónico.

Otro caso a destacar puede ser el uso de los mismos personajes para diferentes papeles caracterizados de forma diferente. Es un caso peculiar. Normalmente se da en películas de trama surreal y pretenden desorientar al espectador. Un ejemplo de este tipo de artificio narrativo se encuentra en Oh, lucky man! de Lindsay Anderson.

Fotograma de Torrente, el brazo tonto de la ley, de Santiago Segura

En los dos últimos casos es habitual que las estructuras de dichas películas no sean puramente aristotélicas sino más bien capitulares, minimalistas o fragmentadas. Si queréis saber más sobre estas estructuras podéis consultar la serie de ocho artículos El guion más allá del modelo clásico, en este mismo blog. Es gratis.

 

 

 

 

PREMISAS DE LOS PROTAGONISTAS

 

“Tus personajes tienen que permanecer inocentes de lo que persigue la película. Nunca deberían anticiparse. Y no debes hacer caricaturas. La ambigüedad es importante en la realización. Todas las contradicciones de un personaje deben estar allí.” Douglas Sirk

 

Fotograma de El gran Lebowski, de los Hermanos Coen.

Los protagonistas son personajes con una fuerte voluntad.

Los protagonistas tienen deseos conscientes.

Los protagonistas también podrían tener un deseo subconsciente contradictorio.

Los protagonistas tienen la capacidad de perseguir de forma convincente su objeto de deseo.

Los protagonistas deben tener por lo menos una oportunidad de alcanzar su deseo.

Los protagonistas tienen la fuerza de voluntad y las capacidades necesarias para perseguir el objeto de su deseo consciente y/o subconsciente hasta el final de sus consecuencias, hasta el límite humano establecido por la ambientación y el género.

Todas estas premisas se ajustan a la estructura clásica de guion pero no necesariamente al resto de estructuras. Hay que tener en cuenta las reglas para poder saltárselas.

 

“Seguir a los personajes hasta desvelar sus pensamientos más recónditos. […] Creo que es mucho más cinematográfico intentar captar los pensamientos de un personaje a través de una reacción cualquiera que no encerrar todo esto en una frase, recurriendo prácticamente a un medio didáctico. […] Seguir al personaje hasta que siento la necesidad de cortar. Seguirlo no por prejuicio, sino porque me parece importante establecer, captar los momentos que parecen menos importantes de este personaje. Cuando todo ha sido dicho, cuando la escena principal parece haberse cerrado, está el después; y me parece importante mostrar al personaje precisamente en esos momentos, de frente y de espaldas, su gesto y su actitud, porque sirven para aclarar todo lo que ha sucedido y lo que, de todo lo sucedido, permanece en el interior del personaje.” Michelangelo Antonioni.

 

 

Fotograma de El eclipse, de Michelangelo Antonioni.

Con estas palabras del maestro italiano me despido por hoy hasta el próximo artículo. Y ya sabéis, si queréis darle un punto de valor agregado a vuestros proyectos, no dudéis en poneros en contacto conmigo. También asesoro y hago informes de reescritura y adaptación de novela.

Seguid creando, queridos y queridas, por el bien de la humanidad.

 

 

Post by admin_ivan

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