SERENGUETI DE HORMIGÓN Y PLEXIGLÁS

SERENGUETI DE HORMIGÓN Y PLEXIGLÁS

Empleado de banca jovencito y de ojos claros, pantalón de pinza, raya diplomática, camisa, corbata y zapatos Martinelli. Botellín de agua y La Vanguardia abierta por las noticias deportivas. La esencia del dominante en su medio natural, Serengueti de hormigón y plexiglás, donde unos corren y otros cazan. Me sonríe. Le caen bien las presas, alguna vez hasta fantaseó con vivir como ellas. Todo el día corriendo de aquí para allá tiene que ser divertido. Pero la aventura es cosa de hambrientos y en el Serengueti de hormigón y plexiglás no te puedes despistar. Números rojos, me dice. Tu vieja, pienso. Intereses, contesta a mi pensamiento, como por arte telepático. Tus muertos, le contesto con los ojos. ¿Quiere ingresar?, me dice cerrando La Vanguardia. Sí, quiero ingresarte en un hospital con quemaduras de tercer grado, pienso mientras sonrío como un niño inocente.
–Descubierto.
–¿Cuánto?
–Cien.
–Tengo ochenta.
–Me sabe mal, pero seguirá teniendo un descubierto de 20 euros.
–Tu puta madre.
–¿Cómo?
–No. Nada. Que no ingreso.
Y así fue como despertó un nuevo día en el Serengueti de hormigón y plexiglás. Dicen que cantó algún pájaro con los primeros rayos de sol. La Vanguardia puso el acontecimiento en su portada.
Post by admin_ivan

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