CREACIÓN DE PERSONAJES II

TIPOLOGÍA DE PERSONAJES

 

“Muy a menudo, la belleza surge cuando un personaje sale distintamente vestido de cómo ha entrado, o cuando le encontramos donde no puede encontrarse en ese momento, o cuando su gesto no se corresponde con el gesto precedente, en definitiva, de los errores de montaje que provocan ese accidente del que hablaba, que es el arte.” Jean Cocteau

 

Fotograma de La bella y la bestia, de Jean Cocteau

Queridos visitantes de mi blog, guionistas, directores, productores y demás, bienvenidos una vez más a mi rincón de artículos cinematográficos. En la anterior entrada hice un repaso sobre las diferencias fundamentales entre caracterización y personaje. También hablé de la función del personaje propiamente dicho y de sus tipologías conflictivas.

Respecto a este último concepto, me gustaría añadir (antes de entrar en otras materias), que el conflicto del personaje es su columna vertebral y, como tal, el guionista ha de ser meticuloso y certero a la hora de trabajarlo. Así pues, se puede decir que un buen personaje, funcional y emotivo, sostiene su éxito o fracaso en la trama en función a sus conflictos. Todo personaje está creado en torno a tres capas fundamentales. Su complejidad radica en la elección tridimensional de su conflicto (interno, personal y extrapersonal).

Cualquier personaje que carezca de los tres conflictos y que solo desarrolle uno o a lo sumo dos, carecerá de profundidad, te llevará a lugares comunes, tenderá al discurso moralista y embadurnará la trama de mediocridad. Si una escena, como ya he indicado en anteriores artículos, tiene tres partes fundamentales, cada personaje tiene tres tipos de conflicto diferentes. Si no respetas esa santísima trinidad, tus personajes serán un bluf.

Fotograma de Al este del edén, de Elia Kazan

Ahora bien, si en realidad lo tuyo es generar historias planas que no siembren la duda en el espectador, algo ligero para que la gente no piense, puedes prescindir del conflicto interno o del extrapersonal. Ambos son difíciles de desarrollar en la trama ya que requieren de investigación y de tener, en mayor o menor medida, curiosidad. Cabe la posibilidad de crear personajes así, pero después no te quejes si alguien te dice que tu historia es maniquea y sin contradicciones. A veces, vale más una contradicción, una puerta entreabierta para divagar, que cerrarlas todas y quedar como un idiota evangelizador de verdades planas.

Lo que está meridianamente claro es que a más capas conflictivas tenga tu personaje, más complejo será y más juego te dará durante el desarrollo creativo de tu historia.

 

“El personaje principal en una película debe estar siempre afectado por los problemas morales de la obra. No debe ni dominarlos ni mantenerse alejado. En realidad, él es quien debe ser el problema; la contradicción y el conflicto interno deben existir en él.” Elia Kazan.

 

Sirva como ejemplo lo que me sucedió durante un taller de guion de series de televisión. De esto hace ya un montón de años. Me tocó hacer una pequeña sinopsis del capítulo de una serie sobre policías que en aquellos días era un éxito total. El profesor era el creador de la serie, si no recuerdo mal. Se trataba de un ejercicio práctico y como no tenía mucha idea de qué iba la serie decidí jugar con los conflictos internos del protagonista para hacer una diablura y cargármela.

Fotograma de Los siete samurais, de Akira Kurosawa

Sabía que el protagonista tenía una hija a la que quería mucho pero por conflictos personales no tenía una relación fluida con ella. Era ese el conflicto fundamental de la serie, el que movía emociones más allá de los casos policiales por resolver. Entonces planteé una peripecia algo loca, pero verosímil. Contextualicé a su hija en una manifestación. Su padre, el policía, se ve envuelto en una dura carga y la lesiona de gravedad entre el caos y la confusión de los disturbios. Cuando al día siguiente se entera de que su hija está en el hospital aflora su conflicto interno (¿Soy un asesino?) y su conflicto extrapersonal (¿Debo seguir en el cuerpo de policía? ¿Puedo cambiar algo desde dentro?).

Ni que decir tiene que al profesor no le gustó mi propuesta. Pero lo más curioso de todo fue ver cómo abordaba su propia indignación. Me llevé una sorpresa por sus propias limitaciones en darme respuesta. No me lo esperaba. Me dijo que ese capítulo no era verosímil ni factible, que no había conflicto más allá del escándalo.

Es posible que todavía no haya entendido nada, a pesar de ser un gran guionista y de tener cartel. El policía, según mi pequeña trama, desarrollaba los tres tipos de conflicto en un solo capítulo resolutivo:

  1. Interno: ¿De verdad soy un asesino? ¿Puedo llegar a serlo?
  2. Personal: ¿Por qué hay tanta distancia entre mi hija y yo?
  3. Extrapersonal: ¿Puedo cambiar algo desde dentro del cuerpo de policía?

 

“Los personajes me interesan mucho más que las ideas que defienden. Las ideas aparecerán de forma natural posteriormente. No me interesan las causas que defienden mis personajes, sino lo que éstos hacen para defenderlas.” Budd Boetticher.

 

Fotograma de Las brujas de Eastwick, de George Miller

En conclusión, se puede crear un personaje con un sólo conflicto pero te pueden pasar estas cosas. Vale decir que los tiempos han cambiado en cuanto a series y los guionistas se aplican más en estos aspectos. En aquella época no existían las plataformas y apenas había competencia a nivel nacional. Mierda que se producía, mierda que se tragaba la gente, sin más. Ahora hay muchos más canales y eso se puede traducir en mucha más mierda, pero puedes elegir. A veces, se encuentran historias maravillosas. Solo hay que buscar, como siempre. Ahora tenemos Internet, no hay excusas.

 

 

EL PROTAGONISTA

 

“Lo que me interesa es el hombre, en quien se encierra todo el universo. Y para poder expresar esta idea, para poder expresar el sentido de la vida humana, no hace falta en realidad ninguna concatenación de acontecimientos.” Andrei Tarkovski

 

Fotograma de Stalker, de Andrei Tarkovsky

Es el personaje en el que cae el peso de la trama. En la estructura clásica debe tener obligatoriamente un deseo reprimido que quiere lograr. Si no tiene un objetivo definido no pude ser protagonista. Es precisamente ese deseo el que hace que el protagonista evolucione y salga de su status quo, de su rutina.

Por lo general el protagonista es un único personaje. Sin embargo hay historias guiadas por dúos, como Thelma y Louise, por tríos, como Las brujas de Eastwick; o por más personajes, como Los siete Samuráis o Doce del Patíbulo. En El acorazado Potemkin hay toda una clase de personas, el proletariado, que constituye un enorme protagonista plural.

Para que haya dos o más personajes que constituyan un protagonista plural se deben cumplir dos condiciones: en primer lugar, todos los individuos del grupo tienen que compartir el mismo deseo. En segundo lugar, en su lucha por alcanzar ese deseo sufrirán y se beneficiarán todos. Si uno de ellos tiene un éxito, todos se benefician. Si uno tiene un problema, todos sufren. En el caso de los protagonistas plurales, la motivación, las acciones y las consecuencias son comunales.

Fotograma de Nashville, de Robert Altman

Por otro lado, una historia podría tener múltiples protagonistas. En este caso, y al contrario que en los protagonistas plurales, los personajes persiguen deseos independientes y personales, y sufren y se benefician de forma aislada: Pulp Fiction, Hannah y sus hermanas, El club de los cinco. Robert Altman es uno de los maestros de este tipo de historias: Nashville, Vidas cruzadas… Este diseño recibe también el nombre de película coral o de protagonista múltiple.

 

“La coralidad de mis películas y el multiprotagonismo de todosexige que todos tengan un porcentaje de participación. Y en ese tono coral cuadra mal el plano-contraplano.” Luís García Berlanga.

 

Fotograma de Plácido, de Luís García Berlanga

Pero los reyes de la coralidad propiamente dicha fueron los cineastas italianos surgidos del neorrealismo. Normalmente son historias planteadas desde un punto de vista caleidoscópico sobre un mismo acontecimiento narrativo. Buenos ejemplos de películas corales pueden ser: Amarcord, de Fellini; Familia, de Ettore Scola… En nuestra cinematografía destaca de manera especial la figura de José Luis García Berlanga. Casi todas sus películas, por no decir todas, tienen la particularidad coral. En el caso de Plácido, el acontecimiento narrativo que engloba a todos los personajes es una iniciativa navideña altruista. Se trata de que todo rico apadrine a un pobre en la cena de navidad. A partir de ahí, todos los personajes aportan su punto de vista sobre el asunto, generando así un retrato poliédrico acerca del tema central de la película: la compasión y la filantropía.

Fotograma de Amarcord, de Federico Fellini

Una de las dificultades mayores que tiene el guionista para enrolarse en la aventura de escribir una historia coral es que, a veces, uno de nuestros protagonistas (en historias corales son todos protagonistas) parece cobrar más importancia que el resto durante el proceso creativo. Por circunstancias varias, ese personaje, tiene más empuje que el resto y eso coloca al guionista en la siguiente tesitura: ¿debo cambiar la historia y deshacer la coralidad?

La respuesta a esta pregunta la tendrás en la siguiente entrega de creación de personajes. También hablaré del concepto de empatía, muy interesante debido a la obsesión del guionista por complacer a la audiencia a toda costa.

 

“En mis películas jamás verá usted una corbata a rayas. ¿Por qué? Porque se ve a la corbata pero no se ve a la persona. En mis films las corbatas son siempre lisas.” Jacques Tourneur.

 

Fotograma de Retorno al pasado, de Jacques Tourneur

Con estas palabras del genio del maestro director de La mujer pantera me despido por hoy hasta el próximo artículo. Y ya sabéis, si queréis darle un punto de valor agregado a vuestros proyectos, no dudéis en poneros en contacto conmigo. También asesoro y hago informes de reescritura y adaptación de novela.

Seguid creando, queridos y queridas, por el bien de la humanidad.

 

 

Post by admin_ivan

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