SENSACIÓN

SENSACIÓN

 

 

Cuando al fin llegó el metro a mi barrio, allá por 1991, un año antes de las olimpiadas (y porque hubieron olimpiadas si no todavía iríamos andando o directamente a Zona Franca, a las fábricas, que para eso sí que había transporte) y pude visitar el centro de Barcelona, me di cuenta de que no era catalán. No era de ningún sitio. Entonces aprendí la técnica de disimular, sonreír y avergonzarme lo justo. Ellos no contarían conmigo, sólo con mi voto. Pueden pasar cuarenta años más y seguiré teniendo la misma sensación.

Post by admin_ivan

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *