MARISEX 3ª ENTREGA

MARISEX, un monólogo cruel

 

3. Venganza

 

Marisex en el MEB. Foto de Maria José Sanz

 

Marisex entra a escena vestida con un albornoz y con una toalla enrollada en la cabeza. Está acelerada y decidida a llevar a cabo la idea que se le acaba de ocurrir en la ducha. Lleva una burra cargada de ropa. La deja junto a la cama, apaga la cámara y la televisión. Coge varios vestidos de la burra y los deja sobre la cama. Piensa durante unos segundos. Escoge un modelo y deja los otros colgados en la burra. Se enciende un cigarro. Sonríe. Deja el cigarrillo encendido en un cenicero, se quita el albornoz y se termina de secar el pelo con la toalla. Saca lencería erótica de la mesita de noche y se la pone. Después, se enfunda unos pantalones de cuero negro bien ajustados. Arriba se coloca un corpiño también de cuero negro que resalta su escote. Le siguen unos guantes largos de terciopelo negro. Se enfunda unas botas altas de cuero negro y taconazo de vértigo. Coge un espejo de mano y se maquilla. Cuando termina de caracterizarse, ajusta la cámara y prepara un pequeño set de rodaje: una mesa alta plegable y un taburete.

 

Marisex se sube al taburete y pone el culo en pompa frente a la cámara. La grabación se ve simultáneamente en el televisor (ambos aparatos están conectados entre sí). Hola queridos pichatristes. ¿De quién es este culito? ¿No lo recuerdan? (Marisex se gira a cámara) ¿Me echabais de menos, verdad? Estabais cansados de material viejo. Siempre las mismas películas, las mismas escenas que rebobináis una y otra vez y paráis en el punto exacto de vuestra excitación. Cientos de metros de papel higiénico habéis impregnado ya con mis actuaciones soberbias, ¿no es así? Todos esos bichitos envueltos en papel acaban ahogados en el retrete, sin darles ni esperanzas ni garantías de supervivencia. Bichitos que se esfuman en la incomprensión de los desagües de vuestros cuartos de baño. Pajas rápidas, efímeras, pajas de aburrimiento, pajas de desahogo, pajas de fantasías impensables con vuestras mujeres o parejas o amantes. Vuestras pollas quieren Marisex, buscan Marisex, saludan trempantes a la más grande del porno. Sin complejos, vuestros glandes resurgen de su vida tediosa y rutinaria, como el capullo de una rosa en primavera. Y el tallo, enganchado a vuestro escroto, se despega de forma milagrosa al compás de los embistes de mis dotados amantes. Soñáis con descargar vuestra furia sexual contra mí. Soy la vagina que os redime, el coño que anheláis con fruición, vuestra fantasía de celuloide. Afortunados aquellos que esperasteis vuestro turno para mojarla en mi jugoso chochito la noche del Gang-Bang. Este video es vuestro. También es tuyo, Mohita, por ser mi mayor fan, por pelártela cada mañana a escondidas mientras orino en la ducha. A todos y para todos, os lo dedico. (Marisex para la grabación con el mando a distancia; recoloca la cámara en plano general, medita un poco y vuelve a grabar). Poneos cómodos, queridos pichatristes. Preparad papel higiénico y mando a distancia. Relajaos. Abrid una botella de buen vino. La ocasión lo merece. Brindemos. (Marisex se llena una copa de whisky, brinda a cámara y toma un trago) Por vosotros.

 

Marisex pone música relajante, se tumba unos segundos en la cama y se estira rebajando tensiones. Está acalorada y algo aturdida por la sobredosis de aspirinas. Inhala un poco de Popper y siente un bienestar momentáneo. Mira al suelo y ve el guión. Sonríe. Se enciende un cigarrillo y prende con éste el extremo de una hoja. El guión se quema por completo ante la mirada absorta de Marisex. Baja el volumen de la música. Apaga el cigarrillo por la mitad y vuelve a ponerse frente a la cámara.

 

Quiero saber lo que os gusta, introducirme en vuestras mentes y disfrutar con vosotros. Quiero saber lo que pensáis cuando Robert Big Dick me penetra tierna y lascivamente. Mi boca abierta, gimiendo de placer. Su miembro ardiente, introduciéndose poco a poco en mi vagina lubricada. Os gusto cuando estoy a cuatro patas. Lo sé. Os disloca ver mis carnes temblar a cada golpe de cadera de Robert y os corréis viendo mis tetas oscilar y chocar entre sí. Estoy segura. Aunque más de uno se queda en los prolegómenos e imagina a su mujer chupándole la polla como se la chupo a Robert. A veces suave, a veces rápida, mi lengua explora sin parar. Es eléctrica, meticulosa. Puede hacer que te corras en treinta segundos, mi lengua. Solo tengo que deslizar la punta rápidamente por el frenillo para que salpiquéis bichitos por el suelo. ¡Oh, dios mío! ¡Pobres bichitos! Toda vuestra fuerza reproductiva esparcida por el suelo en treinta segundos. Todo un código genético, toda una generación de futuros productos se ha ido al garete. Treinta segundos de placer en el frenillo y puf, millones de vidas acaban enganchadas en los pliegues de una fregona. ¿Y qué podemos hacer? Nada. La pichita vuelve a estar triste y se marchita. Hasta la próxima, pichatriste. Ya nos veremos en otra ocasión. Mi lengua ha hecho un buen trabajo así que ya puedes subirte la cremallera. (Marisex para la grabación, inhala un poco de Popper, coge una botella de leche y vuelve a cámara. Prosigue la grabación. Marisex agarra el cuello de la botella y simula una felación. Toma un trago de leche con disimulo y lo mantiene en la boca. Agita con fuerza la mano sobre el cuello de la botella con el extremo introducido en la boca y deja caer los chorros de leche por sus comisuras. Éstos se deslizan por el corsé de cuero negro. Marisex pone cara de viciosa) Es aquí donde os gustaría que acabaran vuestros bichitos, ¿verdad? (Limpiándose la boca con un pañuelo de papel) Ummh. Sólo entonces satisfaría vuestras fantasías. Si a eso le añadimos gemidos de placer extra, sería la felación perfecta, ¿no?

En realidad no disfruto mamando pollas. Es mi trabajo. Nada más. Soy una profesional. ¿Qué os creéis? ¿Qué es un hobby? ¿Acaso vuestras mujeres o parejas o amantes, si es que tenéis, gimen con la boca llena? Es absurdo. Prefiero que me coman el coño, no hay nivel. Si tuviera una relación sexual absurda, como la vuestra, me comería una polla tan solo por el peaje de que el tipo me coma el coño. Es así, sin más. Un intercambio. Ni más, ni menos. Aunque estoy segura de que más de uno de vosotros desearía comerme la almejita sin intercambio alguno. A pelo. Como los gatitos. Miau-miau. Suavemente. Miau-miau. A lametazos. Miau-miau. Con la puntita de la lengua. Miau-miau. En círculos. Miaaaaaaau-miaaaaaaaaaaau. Buen gatito. Ahora te vas a casa y te la machacas oliéndote los dedos. Os excita el olor a coño. Os pone a mil, el olor a coño. (Marisex se mete la mano en su vagina, la saca, se huele los dedos y acerca la mano a cámara) Ummmh. Es una lástima que no lo podáis oler. Una verdadera pena. (Marisex se chupa los dedos uno a uno) Si huele bien, mejor sabe. Ummmmh. ¿Os lo imagináis?

 

Apaga la cámara. Sale de la habitación y regresa con una fregona. Friega la leche derramada del suelo y escurre la fregona en el cubo.Pobres bichitos, que culpa tendrán, digo yo. Recoge la fregona. Sale y vuelve a entrar en la habitación. Toma un trago de leche de la botella y sigue con el video.

 

Queridos pichatristes, pensad que no soy más que una imagen. Vuestro fetiche favorito. Ya está. Yo no os puedo engañar porque soy una mentira y las mentiras no pueden mentir. Quizás vuestras parejas o mujeres o amantes finjan en la cama pero ninguna lo hace como yo. Soy actriz. Da igual que tenga un mal día y no llegue al registro indicado, despliego mi técnica y todo va como la seda. Gimo como ninguna. Soy una perra. Vuestra perra. Manejo a la perfección las expresiones de mi rostro. Os pervierto poniendo cara de sufrimiento. Esa cara entre dolor y placer que tanto os gusta no es más que un bulo, un puto bulo. De hecho, todo lo que veis en las películas es un bulo, pichitas mías. Ámbar, la superestrella emergente del porno, es una niñata estúpida sin presencia ante la cámara, sin técnica, vacía, mediocre. La única cualidad que posee es su juventud. Pero es inexperta. No finge bien. En cambio yo soy de verdad. Interpreto. Me meto en mis personajes. Los estudio. Me cuestiono cosas. Elaboro amplios arcos dramáticos. Pienso. Reflexiono y aplico la técnica adecuada. Ámbar solo chupa pollas como el que chupa piruletas. Al fin y al cabo es una niña, dejó las piruletas hace dos días, como quien dice. Pero vosotros sois diferentes. Sois mis fans. Queréis a Marisex. Formo parte de vuestras vidas. Pondría la mano en el fuego de que no habéis visto ninguna película de la furcia esa porque sois inteligentes. Apreciáis la calidad. Por eso, ser Marisex no es fácil. Exige de mi esfuerzo personal. Hay todo un trabajo detrás. Es posible que creáis que con llegar al set, quitarse la ropa y ponerse a follar está todo arreglado pero no es así. Marisex trabaja sin parar, tonifica sus músculos en el gimnasio, lleva una dieta exclusiva, no fuma, no bebe, no se excede, vigila su aspecto, memoriza guiones… Todo para y por vosotros.

 

Quiero teneros cerca. Junto a mí. Saber más cosas vuestras. Seguro que alguno contempla mis películas junto a su esposa y se masturban juntos en el sofá. Me excita pensar que hay mujeres a las que provoco un deseo arrebatado y prohibido. Me gustan las mujeres porque no hay ninguna igual. Son complejas. Solo con pensar en la posibilidad de ver a una chica masturbándose con mis escenas me desarma. Me la imagino escondida tras la puerta de la cocina metiéndose el dedo discretamente mientras su marido se pajea pensando que ella está dormida. Me gustan las mujeres porque mantienen el misterio. Porque buscan la caricia antes que el orgasmo. Porque entienden el sexo como aliciente y no como desahogo. Queridos, me gustaría follar con vuestras mujeres. Mostrarles la belleza del sexo, abridles los ojos, enseñarles a amar sin complejos, sin necesidad de fingir, sin tener que satisfacer a un pichatriste consumidor convulsivo de porno. Además lo grabaría muy gustosamente con mi cámara de video para que lo pudierais ver con vuestros propios ojos. Estoy segura de que os excitaría más que cualquier otra cosa. Dos mujeres haciendo el amor y que una de ellas sea la tuya, follando con tu heroína del porno, jugando a meterle un consolador vibratorio por el culo. Qué morbazo, por dios. Por el culo, sí. Ese agujero por donde nunca permite que se la metas. Más de uno pensará que su mujer o pareja o amante no se mete el dedo. Que eso de la masturbación femenina es una falacia. Es difícil que os la imaginéis abierta de patas delante del ordenador viendo porno lésbico o manga erótico o cualquier otro producto audiovisual obsceno. Qué necios sois. Queridos, dejad que vuestras mujeres se acerquen a mí.

 

Marisex apaga la cámara, se sienta a los pies de la cama, saca un vestido de una percha colgada de la burra y se cambia de ropa. El vestido es un disfraz de Ratita Presumida descubierto por delante. Marisex se coloca unas pezoneras a juego con el vestido. Un enorme lazo tapa su trasero. Cambia el cd y pone una banda sonora de película porno de los noventa. Vuelve a la cámara, pulsa el botón de grabar, la ajusta en plano general y baila torpemente frente a ella.

 

¿Os acordáis? ¿Quién no ha visto mi primera película? La Zorrita Presumida. Tenía 21 añitos. Mis carnes aún estaban prietas. Mis tetas eran más pequeñitas y más duras, mis ojos inocentes y mi cutis terso y suave como un albaricoque. (Suspira)Recuerdo una escena en la que me follaban haciendo el pino-puente. ¿Os acordáis? Fue duro aquel rodaje. Una prueba de fuego. Estaba asustada. Nunca me habían penetrado de aquella manera. Aquellas pollas no tenían nada que ver con las vuestras. No eran normales. Eran mástiles, barras de carne de longitudes y grosores nunca vistos. Me desgarraron. A partir de entonces le cogí miedo a la penetración. Mucho. Pero yo ya había firmado mi primer contrato y no me podía echar atrás. De repente, todo el esfuerzo para llegar hasta ahí dejó de tener sentido y quise regresar a la revista de dónde me despedí. No quería, de ninguna de las maneras, que me volvieran a ultrajar esos hombres-polla sin corazón. Pero Filippo, mi representante, me convenció de que regresara. (Imitando voz de Filippo) Pero qué dices, estás loca, vas a hacer historia, estás a punto de convertirte en una estrella mundial. Total, que me invitó a una fiesta y le conté el problema y me propuso que esnifara y esnifé y… Zas. De repente, noté que aquello se dilataba como una mala cosa y me di cuenta de que con que inhalara un poco mi coño engulliría pollas sin parar, a fondo perdido. A partir de aquel momento no tuve techo. Cerré el contrato y firmé el siguiente. Mi coño y mi culo se habían convertido en la boca del metro. No eran públicos mis agujeros, pero como si lo fueran. ¿Qué diferencia hay entre una puta y yo? Ninguna. Yo me acuesto con vosotros en vuestra imaginación. Todas las noches. Pongáis o no el dvd en funcionamiento. Estoy en vuestro subconsciente. Resido allí. Os perturbo. Vuestras neuronas sexuales son mías. Mías y de nadie más. Sois mis fans. Míos. Me pertenecéis. Y os preguntaréis, ¿a qué viene todo esto? Pues bien, este video no es para que os hagáis una paja y ya está. No. Este video es para que sepáis quien soy en realidad. Me llamo Marisa Feliu i Codina y soy adicta al Popper. Tengo treinta y ocho años y ésta es mi última película. Estoy cansada de que me tomen el pelo. De que me traten como mera mercancía. Tengo estudios. No soy un cuerpo separado de una cabeza. Soy una profesional. Por cierto, no esperéis veros en Todos contra Marisexporque la película no se estrena ni se estrenará. Nunca. Yo la he visto y estáis guapísimos con vuestras pichillas trempantes como lanzas. Os imagino en la sala de espera manoseándoos el pito contemplando revistas porno a la espera de vuestro turno. Todos en pelotas con vuestro número de participante escrito con rotulador negro permanente en el hombro. Hacía calor. Era agosto y el sudor borraba los números que se deshacían en goterones y caían al suelo deslizándose por vuestras espaldas peludas. Recuerdo que uno de vosotros me regaló un peluche. Más bonito.

 

Marisex corre a por el peluche y lo muestra a cámara. En el peluche pone: de la polla enmascarada para Marisex con cariño. 

 

¿A que es una monada? (Mirando la dedicatoria) Gracias polla enmascarada. Todo un detalle por tu parte. ¿Cómo sabes que me encantan los peluches? Eres un gran fan. Que sepas que pienso mucho en ti. Aunque no sepa bien que número tenías en el hombro. Eso es lo de menos. Lo principal es que me adoras. Me veneras. (Se quita las pezoneras y juega con sus pechos frente a cámara) ¿Quieres chuparlas, manosearlas, introducir tu miembro en mi escote? (Menea sus pechos lascivamente frente a la cámara durante unos segundos. Se detiene bruscamente y se coloca las pezoneras) Ya podéis rebobinar y darle al pause porque es lo único porno que vais a poder ver en este video así que aprovechad el papel higiénico y concentraos. Os recuerdo que con la mano izquierda parece que te la esté haciendo otro y si sois zurdos a la inversa. (Pausa larga) Qué, ¿ya? Limpiaos bien, no seáis guarros. No me gustan los hombres sucios. Mi Mohita se perfumaba bien todos los días, ¿verdad que sí, Moha? Se afeitaba, se recortaba el bigote, siempre iba como un pincel. Donde quiera que estés, Mohita, si me estás viendo, quiero que sepas que aún te quiero. Perdóname, cariño. No quise o no supe complacerte. Te quiero aunque no sepa bien que significa querer. Querer. Esa palabra. Esa maldita palabra. Que fácil resulta decirla y que difícil es llevarla a la práctica. Soy una zorra sin amor. Una perra que anda de aquí para allá perdida en un mar de pollas a sueldo. Yo no hago el amor, queridos pichatristes, yo follo. Única y exclusivamente. Follo sin parar. Como un animal. No siento nada. Sólo escenifico. Al principio, después de superar el trauma de mi primera película, disfrutaba, lo pasaba bien e incluso me corría, aunque solo fuera con las escenas lésbicas. Pero ya no tengo nada que ofrecer. Nunca he querido a nadie más que a mí. Soy una máquina de gemir. Una muñequita rota. Un producto.

Post by admin_ivan

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