EL ÚLTIMO PETARDO

EL ÚLTIMO PETARDO

 

 

Los petardos que no petaron durante la verbena son los mejores. Los chiquillos lo saben. Son tesoros escondidos en cualquier lugar que la noche anterior tapó con su oscuro manto. Son trofeos sonoros que guardan celosamente en bolsas de plástico con el fin de seguir incordiando días después, cuando los mayores no se lo esperen, durante esas siestas tediosas e interminables de julio y agosto. Hacen una criba minuciosa, examinan papeleras y latas de cerveza, reciclan cuidadosamente mechas y pólvora, planifican con todo detalle su siguiente atentado sonoro, dónde y cuándo prender la chispa de la sorpresa. Esperan llegar al último día del verano con un petardo guardado antes de volver a su pequeña cárcel llena de sillitas, pizarras y percheros nominativos. Qué dulce es, el último petardo, música celestial.

Post by admin_ivan

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