EL GUION: INSTRUCCIONES DE USO (DECÁLOGO)

MANUAL RÁPIDO DE ESTILO

“Siempre que sea posible, si no necesitas las palabras, descártalas. Si tiene que haber diálogo, intenta encontrar las palabras sugerentes, intuitivas, que tengan matices, poesía. […] las mejores palabras son las que no son informativas. Si es posible, las palabras tienen que añadir algo que no se puede conseguir o que no consigues con las imágenes. Deben contactar o estar irónicamente relacionadas con lo que te están contando visualmente. Eso le da distintas dimensiones a la escena.” Elia Kazan

 

Queridos visitantes de mi blog, guionistas, directores, productores y demás, hago un alto en el camino para compartir con todos vosotros un breve manual de buenas conductas a la hora de escribir un guion.

Fotograma de Esplendor en la Hierba, de Elia Kazan

Esta vez no voy a hablar de técnica, ni de estructura, sino de una serie de consejos a la hora de escribir en imágenes. Este artículo va dirigido a todo aquel que quiera escribir un guion y no tenga ni idea de cómo empezar, pero también a todos aquellos profesionales que creen hacer bien su trabajo y cometen terribles atrocidades en todos sus guiones aprovechando el paupérrimo nivel de muchos productores.

El decálogo que viene a continuación no te lo explican en ninguna escuela de cine, ni en ningún taller online de esos milagrosos que te convierten en guionista con solo pagar. El motivo es sencillo, lo obvian porque suponen que ya lo sabes.

Pero insisto, si en guionistas profesionales he podido leer aberraciones como: “entramos en la habitación”, cuando el que entra es el personaje y no el guionista o “Julia la cogió de la mano”, cuando la acción debe ser presente, qué no puede suceder en los noveles.

Para mí, no hay diferencia entre guionistas noveles y profesionales. Sólo hay buenos y malos guiones. Lo digo con conocimiento de causa. En mis veinte años de carrera he podido leer guiones que habéis visto en la tele y que han salvado los mismos actores del reparto. Es decir, que los mismos intérpretes, con sus acotaciones a posteriori, han corregido los vacíos del guion.

Fotograma de El Satiricon, de Federico Fellini

Asunto aparte es el copy o guion publicitario, storytelling y derivados. Pero de eso ya hablo en otros artículos. De todas formas, he podido observar que en todo el espectro de escritores audiovisuales, siempre hay un afán de protagonismo verdaderamente molesto. Un guionista no es autor de nada, tampoco director. Simplemente es un obrero más, un pistón dentro del motor para hacer una película. Es por eso que, muchas veces, quieren hacerse ver con acotaciones de cámara como si fuera él quien tuviera que encuadrar.

Cuando veo eso en un guion, lo cierro y leo un libro. Puede que hasta un artículo de Pilar Rahola sea más provechoso o el blog de una empresa de comida para perros. Pero antes me pregunto, ¿adónde ha llegado el ego de este o esta “guionista” para decidir (ni siquiera sugerir) el plano que tiene que hacer el director?

El problema de fondo es que a lo largo de todos estos años no se ha generado desde la docencia ni tampoco desde los resortes de la misma producción, una idea coherente del guionista como oficio. Los directores juegan a ser guionistas y los guionistas a directores. Después, cuando algún libreto deambula por los despachos de un productor que quiere ser guionista o director, impone estupideces y comienzan las reescrituras inútiles. Así te entretiene y le entretienes hasta que dice que no hay dinero para ti ni para el director. Fin del primer acto.

Fotograma de Lucía y el Sexo, de Julio Medem

El hecho de que el director sea el guionista de la película no garantiza que el resultado final sea mejor que si éste consigue los derechos y filme uno que no sea de su “autoría”. Puedo poner como ejemplos guiones como el de “Lucía y el sexo”, de Julio Medem, un auténtico dislate tanto en estructura como en diálogos u “Obra maestra”, de David Trueba, una patada en el culo al oficio que, además, se editó y tengo en mi estantería.

A pesar de todas estas limitaciones, tanto profesionales como industriales, el oficio de guionista se está revalorizando a pasos agigantados. Y eso tiene sus cosas positivas como por ejemplo las nuevas plataformas y el boom de las series. Más demanda, más oferta. Pero también tiene sus cosas negativas. La que más me preocupa es la proliferación de guionistas sin oficio que piensan que el guion es una sucesión de diálogos graciosos y/o situaciones a medida para los cuatro o cinco actores del momento, guapos, estilosos y con una dicción de mierda. Guionistas salen y van a salir como las setas y la industria los moldea a su antojo a base de cursos corporativos.

“Yo me pregunto qué ha podido ocurrir en un momento determinado, qué especie de maleficio ha podido caer sobre nuestra generación para que, repentinamente hayamos comenzado a mirar a los jóvenes como a los mensajeros de no sé qué verdad absoluta. Los jóvenes, los jóvenes, los jóvenes…¡Ni que acabaran de llegar en sus naves espaciales! […] Sólo un delirio colectivo puede habernos hecho considerar como maestros depositarios de todas las verdades a chicos de quince años.” Federico Fellini

 

Federico Fellini y Giulietta Masina

Puede que mi miedo sea infundado pero va a ser la misma industria la que acabe definitivamente con el oficio. Más vale carne fresca y moldeable que pague mis masters de precios desorbitados a cambio de un puestecito en una serie y me escriba guiones para un lector medio de Instagram, que alguien con oficio. La razón es sencilla, el oficio se labra con años de trabajo, curiosidad y experiencia y la industria solo busca frescura, inocuidad e inmediatez. Quiero pensar que no toda, pero la relación entre el concepto de entertaiment y la adoración a la adolescencia es evidente. Si queréis profundizar os remito a La derrota del pensamiento, de Alain Finkielkraut. También tenéis más información en este artículo.

 

 

 

“Así pues, la barbarie ha acabado por apoderarse de la cultura. A la sombra de esa gran palabra, crece la intolerancia, al mismo tiempo que el infantilismo. Cuando no es la identidad cultural la que encierra al individuo en su ámbito cultural y, bajo pena de alta traición, le rechaza el acceso a la duda, a la ironía, a la razón –a todo lo que podría sustraerle de la matriz colectiva–, es la industria del ocio, esta creación de la era técnica que reduce a pacotilla las obras del espíritu (o, como se dice en América, de entertainment). Y la vida guiada por el pensamiento cede suavemente su lugar al terrible y ridículo cara a cara del fanático y del zombie.” Alain Finkielkraut

 

EL GUION: INSTRUCCIONES DE USO (DECÁLOGO)

 

  1. En guión sólo se puede escribir lo que se puede fotografiar. No es un género literario en sí mismo. Así que no es propicio escribir pensamientos, ni reflexiones, ni opiniones externas del mismo narrador, ni comparaciones, ni metáforas. Pueden aparecer comparaciones siempre y cuando sean estrictamente necesarias para la compresión del texto. Por ejemplo, Julián la miró como si ella estuviera loca. De todas formas, no es bueno abusar de dichas comparaciones.
  2. El guión sólo entiende de presente de indicativo. Es la forma verbal que un guionista debe utilizar en los enunciados de las escenas. El guión no acepta pasados ni subjuntivos. Atención a los gerundios. Siempre que sea posible, no deben aparecer, se han de sustituir por acciones concretas, en presente de indicativo. Atención a las personas del verbo. Un guión siempre se escribe en tercera persona de indicativo, nunca, repito, nunca, en primera persona.
  3. Brevedad de sintaxis. El guión debe ser breve, conciso y claro. Si la acción de un personaje ocupa una extensión considerable de texto, ésta debe acotarse, fraccionar la frase en diferentes frases con el fin de no perder el ritmo de lectura.
  4. Descripciones de personajes y lugares. La descripción de un espacio no debe ser muy larga. Si el guionista siente que, en una primera lectura, la descripción del espacio le distrae de la acción de la historia, debe abreviarla. En el caso de la descripción de personajes, la brevedad también es una tónica. El guionista debe describir al personaje por las cosas que le hacen diferente a los demás o por sus rasgos más característicos. La descripción del vestuario también es importante siempre y cuando se describa aquello que marque la diferencia en su atuendo.
  5. Fragmentación en planos. El guionista puede permitirse la licencia de separar la descripción de cada plano con un punto y a parte. Éste punto es opcional, cuestión de estilo.
  6. Fragmentación temporal o elipsis. Las elipsis no tienen que ir marcadas como tal en los encabezados de escenas. En los flash-back, los flash-forward y los sueños si es conveniente hacerlo.
  7. Queda terminantemente prohibido el uso de lenguaje técnico en el guión. Las acotaciones de movimientos de cámara y encuadre son herramientas del director y nunca del guionista. Se pueden sugerir movimientos de cámara pero nunca hacerlos visibles. Eso es un trabajo exclusivo del director, que es el que tiene que desglosar y decidir el lenguaje audiovisual que el guión ofrece o sugiere. Así pues, no vale decir: “la cámara se acerca a Julián”.
  8. Atención a los verbos ver, entrar y acercarse. En el encabezamiento de una escena nunca puede aparecer la palabra vemos. Por ejemplo: Int. Casa. Día. Vemos que un chico y una chica… Está claro que lo vemos porque es un guion y el guion es la escritura de lo que se puede fotografiar y lo que se puede fotografiar se ve por defecto, no hace falta que lo digamos. Lo mismo sirve para “entramos”, nosotros no entramos en ningún sitio, entran los personajes. También pasa con acercarse. Nosotros no nos acercamos, en todo caso, el verbo acercarse se podría usar siempre y cuando sean los personajes los que se acercan.
  9. Acotaciones de montaje y sonido. El guionista puede utilizar las acotaciones de montaje que considere oportunas (fundido a negro, encadenado, fundido a blanco, ralentí, acelerado…) siempre y cuando lo haga en cursiva y aislado en punto y aparte. El sonido se describe para crear atmósfera o crear fueras de campo. En éste último caso se puede describir el sonido en off para que quede claro que no suena en escena. En las acotaciones de sonido no es necesario el uso de cursiva ni la diferenciación por punto y aparte.
  10. Acotaciones de diálogos. Las acotaciones de diálogos deben estar en cursiva y deben ser acciones breves relativas al texto que el personaje dice. Si la acción no tiene nada que ver con el texto se ha de poner como enunciado y no como acotación. Las acotaciones normalmente van en gerundio (excepción a la regla número 2).

 

“Se puede olvidar todo el diálogo de una película, pero siempre se recordará como mínimo una imagen.” Jerry Lewis

 

El actor y director Jerry Lewis en El profesor chiflado.

Con estas palabras de Jerry Lewis me despido. A final de semana y como viene siendo habitual, vendrá otra entrega de El guion más allá del modelo clásico.

Y ya sabéis, si por un casual queréis darle un punto de valor agregado a vuestros proyectos, no dudéis en poneros en contacto conmigo. También asesoro y hago informes de reescritura y adaptación de novela.

Seguid creando, queridos y queridas, por el bien de la humanidad.

 

 

 

Post by admin_ivan

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