EL GUIÓN CLÁSICO: DE TEMAS Y SUBTEMAS

TEMA, SUBTEMA E INVESTIGACIÓN

 

“A veces la gente convierte las cosas sencillas en algo muy complicado. La esencia de la vida, que parece compleja, puede ser simple de manera totalmente inatendida. […] Quiero dar a la gente el sentimiento de la vida sin acudir a los altibajos dramáticos.” Yasujiro Ozu

 

Queridos visitantes de mi blog, guionistas, directores, productores y demás, bienvenidos una vez más a mi rincón de artículos sobre cine. Hoy voy a hablar de algo que muchas veces pasa desapercibido a la hora de construir un largometraje de estructura clásica y que empieza con la implacable pregunta: ¿de qué va a ir mi película? ¿Sobre qué tema quiero hablar?

Fotograma de Cuentos de Tokio, de Yasujiro Ozu

Es una pregunta que aparentemente tiene una respuesta rápida. Mi película puede ir del amor, por ejemplo. No obstante, esa es una respuesta muy generalista. Todo el mundo sabe que hay cientos de películas que hablan del amor. Es evidente que, si tienes delante la hoja en blanco, esa respuesta no sirve para nada.

La estructura aristotélica no es laxa en cuestión de temática ya que toda la trama principal debe girar en torno a un tema central. No así en otro tipo de estructuras, tal como desarrollo en toda la serie de artículos de El guion más allá del modelo clásico. Podéis consultarlos aquí.

A pesar de que el concepto que voy a abarcar ahora pueda generar la idea de perogrullada en el lector, no lo es tanto si, por un casual, recuerdas alguna película mala. Sí, queridos guionistas o aprendices, todo el mundo recuerda el último truño en celuloide que vio. Y os digo una cosa: seguro que si queréis definir su tema en una frase, seríais incapaces de hacerlo. Eso es, sin duda, la matriz de una reverenda mierda, la constatación de lo que viene siendo una pérdida de tiempo delante de una pantalla. La vida es demasiado corta para desperdiciarla de esa manera, ¿no? Pues no escribáis guiones malos, hacedlo por la humanidad o por aquello, mínimo y místico, llamado arte.

Fotograma de Sexy Killer, de Miguel Martí

Una de las peores películas que recuerdo quería hablar de muchas cosas con la excusa de la mescolanza de géneros. Sexy Killer (se titula) va sobre una psicópata, interpretada por Macarena Gómez, que en un principio mata a hombres por el hecho de ser machistas pero que acaba por acribillar a diestro y siniestro entre zombies (los presenta al final, cuando ya nada tiene ninguna lógica) y despropósitos sin sentido. La película es mala, muy mala, aunque no la peor que he visto. Y, ahora que la recuerdo, no sabría deciros de qué va. Creo que ni Miguel Martí, su director, lo sabe a ciencia cierta.

Fotograma de ¡Soy un pelele!, de Hernán Migoya

Digna de mención en este aspecto es ¡Soy un pelele!, de Hernán Migoya, el refutado guionista de cómics que en lo suyo puede ser muy bueno pero escribiendo cine deja mucho que desear. Además, parece que su obsesión por él mismo hace que el argumento de su película, protagonizada por uno de los hermanos Calatrava, permita pensar que como no tenía absolutamente nada que decir, escribe un engendro y lo dirige. Es decir habla de todo y no habla de nada. Un disparate.

Pero también se da el caso a la inversa. A veces, la repetición del tema de la película hasta la saciedad utilizando los mismos recursos narrativos y visuales machaconamente, puede llevar al colapso del espectador. La repetición de conceptos y la tendenciosidad moral de los mismos pueden conducir a la catástrofe. La primera por cansina, la segunda por maniqueísta y políticamente correcta. La verdad es que no sé si hablar de temas al tuntún huele más que insistir en ellos una y otra vez traicionando a tus propios personajes. En ambos casos, la mierda no desaparece y da igual que esté seca o en su punto. Mierda es.

Fotograma de Cruz del Sur, de David Sanz y Tony López

Para ilustrar este último caso, bien podría aparecer aquí Cruz del sur, de David Sanz y Tony López, una película verdaderamente tormentosa de ver. Los guionistas, tres nada más y nada menos, debieron tener muy clara esta primera lección de guion. Tan clara que tuvieron que percutir las cabezas de los pobres espectadores con esa idea de amor en dos puertos distintos y las contingencias económicas de un inmigrante hispanoamericano que busca alcanzar una vida mejor en España. Un melodrama que de tan repetitivo y carente de imaginación, hace del bostezo arte y del sueño virtud.

 

TEMA Y SUBTEMA

 

“El tipo de persona que siempre me ha interesado es el indeciso, el ambiguo, el irresoluto. La incertidumbre y la vaguedad de los objetivos del hombre están en el centro de muchas de mis películas, por ocultas que puedan estar estas características. […] El doble sentido de fracaso y de estar bloqueado, es uno de los pocos temas que me interesan apasionadamente. El éxito no es interesante para mí.” Douglas Sirk

 

Fotograma de Harry el sucio, de Don Siegel

El guión de estructura aristotélica gira alrededor de un tema principal y un subtema. El primero va sujeto a la trama (conjunto de peripecias del personaje principal) y el segundo va sujeto a la subtrama (conjunto de peripecias del personaje secundario). Normalmente el subtema va ligado o está relacionado con el tema principal de la historia, se complementan.

El tema como concepto es bastante vago. Por ejemplo: “la pobreza”. Un verdadero tema no se puede expresar en una única palabra, sino con una frase: una frase clara y coherente que exprese el significado irreducible de la historia. Ésta frase se puede llamar Idea Controladora, porque, al igual que el tema, da nombre a la idea clave o central de la historia pero también implica una función: la idea controladora da forma a las decisiones estratégicas tomadas por el autor.

Por ejemplo en Harry el Sucio: “La justicia triunfa porque el protagonista es más violento que los criminales” es la idea Controladora. “La violencia” es el tema.

 

IDEAS CONTROLADORAS

Hay varios tipos de ideas controladoras que ayudan además de a darle un sentido global y unificado a la historia a definir su tono.

Fotograma de Fitzcarraldo, de Werner Herzog

Idealistas: Se trata de las historias “con final feliz” que expresan optimismo, la esperanza y los sueños de la humanidad, una visión con carga positiva del espíritu humano; la vida tal y como queremos que sea. Ejemplos: “El amor llena nuestras vidas cuando conquistamos las ilusiones intelectuales y seguimos nuestros instintos” Hannah y sus hermanas. “El coraje y la genialidad de la humanidad prevalecerán sobre la hostilidad de la naturaleza” Tiburón, Viven, En busca del fuego, Fritzcarraldo.

 

 

Fotograma de El hombre elefante, de David Lynch

Pesimistas: se trata de historias con final “triste” que expresan nuestro cinismo, nuestra sensación de pérdida y de infortunio, una visión con una carga negativa, vinculada al declive de la civilización, las dimensiones oscuras de la humanidad; la vida tal y como tememos que sea pero que conocemos tan bien. Ejemplos: “El poder de la naturaleza tendrá la última palabra sobre los fútiles esfuerzos de la humanidad”. El hombre elefante, Los pájaros.

 

 

 

Fotograma de La escapada, de Dino Risi

Irónicas: las historias con final “feliz-triste” expresan nuestra sensación de la naturaleza dual y compleja de la existencia, una visión simultáneamente cargada de aspectos positivos y negativos; la vida en su aspecto más completo y realista. Ejemplo: “La persecución compulsiva de los valores contemporáneos –el éxito, la fortuna, la fama, el sexo, el poder- nos destruirá, pero si somos capaces de ver esta verdad a tiempo y deshacernos de nuestra obsesión, podremos redimirnos.” Cowboy de medianoche; Oficial y caballero; La Escapada; Casino…)

 

LA INVESTIGACIÓN

 

“Creo que el cuerpo humano es la base fundamental de la existencia. Para mí, todo parte de ahí: la filosofía, la religión. Todo arranca del cuerpo y de la mortalidad del hombre. Es normal que mis películas se hayan centrado en esto. […] Es el tema de la existencia humana como suceso físico y como fenómeno.” David Cronenberg

 

Fotograma de La mosca, de David Cronenberg

Para empezar un largometraje hay que dedicar tiempo y esfuerzo en adquirir conocimiento. Toda historia requiere de una investigación de nuestra memoria, de nuestra imaginación y de nuestra investigación de los hechos.

A) Investigación de nuestra memoria.

Sentémonos ante nuestro escritorio y planteemos la siguiente pregunta: “basándome en mi experiencia personal, ¿qué sé que tenga relación con las vidas de mis personajes?

Por ejemplo, me gustaría hacer una película sobre un hombre que sobrevivió a una lobotomía en los años treinta. ¿Qué sé sobre lobotomía? Es aquí donde tendría que investigar sobre el tema y recopilar artículos y entrevistas a psiquiatras. ¿Estoy a favor o en contra de la lobotomía? ¿Debo posicionarme a favor o en contra?

B) Investigación de nuestra imaginación.

Fotograma de Hanna y sus hermanas, de Woody Allen

Preguntémonos: ¿qué sentiría si tuviera que vivir la vida de mi personaje, hora a hora, día a día?

Escribir un horario de rutina de tu personaje es un ejercicio muy interesante. Imaginar qué puede hacer a cada hora sirve para introducirse en su mundo. Es posible que alguna de esas acciones no entren en el guión pero es posible que otras sí.

C) Investigación de los hechos.

Supongamos que queremos hablar de un acontecimiento banal pero queremos darle un sentido metafórico e incluso trascendente. El hecho de bostezar. El bostezo como referencia. ¿Por qué bostezamos? La primera opción para elaborar un discurso acerca del bostezo pasaría por la experiencia personal, la investigación en nuestra memoria.

Fotograma de Luces de la ciudad, de Charles Chaplin

Pero sólo con esa primera opción no tendríamos material suficiente. Si nuestro tema es la pereza, de ahí el bostezo, la segunda opción sería profundizar en la acción de bostezar. A través de la documentación en profundidad se elabora una pequeña bibliografía y se consulta los libros en una biblioteca. Sólo así podemos llegar a analizar el bostezo en profundidad e incluso llegar a conocer hechos históricos relevantes en el que algún personaje real cambió la historia de la humanidad a partir de un bostezo. Podemos recopilar incluso refranes con la palabra bostezo que nos pueden servir como idea controladora,

 

“El tema de la vida es la lucha y también el dolor. Instintivamente, todas mis payasadas se basan en esto. Mi método para inventar el argumento de una película era sencillo. Consistía en buscar el procedimiento de que la gente se viera metida en apuros y hacerles salir de ellos.” Charles Chaplin

 

Y con estas palabras del duende Chaplin cierro este artículo sobre la importancia de aquellas cosas a las que nadie le da demasiada importancia pero que son vitales antes de ponerse a escribir.

Si por un casual queréis darle un punto de valor agregado a vuestros proyectos, no dudéis en poneros en contacto conmigo. También asesoro y hago informes de reescritura y adaptación de novela.

Seguid creando, queridos y queridas, por el bien de la humanidad.

 

 

Post by admin_ivan

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