LA TIERRA PROMETIDA
LA TIERRA PROMETIDA
Todo será diferente con un nuevo Estado, los pájaros cantarán con más fuerza, los ríos bajarán más limpios y las periferias se vestirán de gala los domingos por la tarde. Todo fluirá de forma natural. En el nuevo Estado no habrá oprimidos ni opresores, ni constituciones españolas ni reyes ni amos. La vida empezará de nuevo con un nuevo Estado, los panes y los peces se multiplicarán y bailaremos sardanas en un inmenso círculo de paz y germanor. En el nuevo Estado no habrá atascos, ni peajes, ni colas de desempleados, los partidos del Barça se darán en abierto y las plazas mayores se llenarán de saltimbanquis y artistas de todo tipo porque el nuevo Estado velará por los artistas y su derecho a ser artistas. El nuevo Estado dará cobijo al débil y al desamparado, vivienda al sin techo y correrá el cava cuando haya algo que celebrar que no sea la proclamación de ese nuevo Estado. Los niños cantarán viejos himnos de cuando el Estado todavía no era Estado y recitarán de memoria las pesadumbres históricas de aquel Estado que todavía no era Estado. En el nuevo Estado no habrá cal suficiente para marcar la frontera con los otros Estados opresores y se invitará a toda alma de buen corazón a participar de ese maravilloso proyecto de nuevo Estado para que cuente a los cuatro vientos lo a gustito que se está en la tierra prometida. Todo, absolutamente todo, será diferente con un nuevo Estado. Los pájaros ya cantan con fuerza, los ríos bajan más limpios, la utopía ya está aquí, sal, baja a la plaza, respira, ¿la hueles?
