A FERNANDO MANSILLA

A FERNANDO MANSILLA

…por su hamburger de conejo

 

Ha muerto Fernando Mansilla. De él me quedan un puñado de correos electrónicos, llamadas telefónicas y un maravilloso texto que nunca monté. Corría el año 2012 y casualmente escuché un tema suyo (de Mansilla y los Espías) por la radio. Aquello era la hostia, potente, directo, transparente y, sobre todo mordaz, ácido, salido de las entrañas de la vida viviente, requisito indispensable de los artistas con mayúscula. Por aquel entonces ya había terminado mi primera aventura teatral, Urna 321. Los tiempos eran duros (ni más ni menos que los de ahora) y sentí la necesidad de contactar con Fernando, del que sospechaba que era un dramaturgo espectacular sin haber visto ninguno de sus montajes. Casi por inercia conseguí su teléfono y le llamé (todavía no sé ni cómo lo conseguí). Me interesaba especialmente una obra suya titulada Hamburguer de Conejo y me cedió el texto sin ninguna condición. Bueno, en realidad sólo quería una cosa, que le invitara al estreno en Barcelona. Porque Fernando Mansilla era un catalán de esos cabrones, como yo, y tenía (en el fondo) algo de resquemor porque nunca se estrenó nada suyo en su ciudad. En alguna conversación salió esa espinita y la aderezaba con vivencias de su infancia en el barrio de Vallcarca, cerca del Hospital La Esperanza y a los pies de un Parc Güell sin guiris y de un Carmelo muy cercano al del Pijoaparte de Marsé. En los ochenta se fue a Sevilla a tocar el clarinete (tal cual) y se quedó para siempre. Era un tipo especial, muy humano y muy fino en el humor. Enseguida me di cuenta de que teníamos escrituras parecidas, éramos mensajeros cínicos y sobre todo teníamos la misma tendencia a atraer a los colgados de la vida, al coqueteo con el mal.

¡Ha muerto Fernando Mansilla! Fue el sábado pasado y todavía le estoy dando vueltas. Sevilla aún no es consciente de lo que significaba ese pedazo de ser humano pateando sus calles. Porque Fernando era el significante de esa otra Sevilla que ni sale en procesión ni se harta en la Feria. España tampoco lo sabe, España tampoco sabe quien es Fernando Mansilla, muy poca gente sabe quién es Fernando Mansilla, qué atrocidad. Pero yo os digo que su obra me va a seguir inspirando, porque era personal, era él, su mensaje, su arrojo, su puesta en escena. Estuvimos a punto de montar Hamburguer de Conejo pero mi compañía hizo aguas, varias actrices del reparto se marcharon a probar suerte al extranjero (por aquellos años era un deporte eso de emigrar) y me dejaron justo al inicio de proceso creativo. Luego me rehice y montamos ¡Oh, Itimad, Itimad!, pero eso es otra historia. Sí, de hecho ya es historia.

Murió Fernando Mansilla. Poeta, músico, dramaturgo, showman de lo tangible. Asumo y recojo el testigo. Y a vosotros os digo que no tardéis en conocerle en toda su extensión. Vale la pena porque él hacía que la vida que acontece delante de tus ojos valga la pena.

¡Dejad que los colgados se acerquen a mí!, solía decir.

Así que, colgados y colgadas del mundo, nunca es tarde para conocer a este pedazo de artista y si por casualidad ya sabíais quien era, no olvidéis igualmente que existió, existe y existirá FERNANDO MANSILLA.

Post by admin_ivan

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