¿DE QUÉ TE RÍES?

SÍ TÚ, ¿DE QUÉ COÑO TE ESTÁS RIENDO?

 

“Si la risa es un despiste de la razón, no quieras saber lo que es la lágrima”

 

Partiendo de este sofisma o epigrama, según se mire, que podéis encontrar en @finiterias, mi perfil de Instagram, quiero reflexionar y que reflexionéis acerca de los motivos por los que nos reímos. La risa es un accidente de la razón, un paréntesis de la realidad, una abstracción que genera una serie de conexiones químicas liberadoras y que nace precisamente de las vivencias más tristes y trágicas del ser humano.

No hay cosa que haga más gracia que la desgracia ajena, eso forma parte del humor.

La risa se dispara si hay un sentimiento de superioridad frente al que le haces mofa. La reiteración en su justa medida potencia el chiste y hace aún más desgraciado si cabe al sujeto pasivo de la burla. Es por eso que el humor hace tanto daño al inepto porque el inepto cree, en su fuero interno, que lleva la razón, la única e insoportable razón por la que no se puede reír.

Y como él no puede reír en su razón irrevocable, no permite que los demás se rían. El miedo al ridículo no es más que el miedo a sí mismo. El humor, al fin y al cabo, es un resorte para escapar de nosotros mismos y ver en la vida de los demás cosas que no nos gustaría ver en la nuestra. Así, con esas dos leyes básicas, reiteración y distanciamiento, tapamos nuestra crueldad y ensañamiento con la risa.

Es imposible hacer humor si no hay distanciamiento. ¿Cómo puedes reír de algo a lo que estás emocionalmente ligado? No tiene sentido. Es por eso que el humorista, el que busca que sonrías o te partas de risa, tiene varios enemigos que afrontar.

    1. El dogma. El sujeto dogmatizado inquiere en la torpeza de reírse únicamente del dogmático adversario. Las creencias absolutas sellan el salvoconducto que nos lleva a la relativización de la realidad. Es por eso que los fundamentalistas islámicos, judíos ultraortodoxos o los legionarios de Cristo no se caracterizan por su sentido del humor.
    2. La ideología. El humor ideológico es tendencioso en cuanto el chiste o la peripecia cómica sólo profundiza en una tendencia política determinada. Un buen humorista debe situarse arriba y poder reírse de todo el espectro ideológico sin distinción alguna.
    3. La procedencia y la imitación de los rasgos comunes. Existe una tendencia a delimitar el humor a culturas y/o territorios. A mí me gusta el humor inglés, por ejemplo. O los que dicen que el humor andaluz es malo o que Eugenio es el mejor de todos. Bien, pues si quieres hacer humor debes abstraerte de todo eso. No hay humores según el lugar donde nazcas. Hay humor bueno y humor malo. Punto. La diferencia entre uno y otro está en la cita que abre el artículo, cuando después de perder la razón vuelves a ella, reconstruyes el porqué la has perdido y vuelves a reír, el chiste o la peripecia cómica es bueno. Esa es la prueba del algodón. No hay más. Por eso funciona la reiteración. Si al cabo de un tiempo vuelves a repetir el chiste hará el doble de gracia porque ya está racionalizado y se le pueden sacar más dobles sentidos y lecturas.
    4. La universalidad. Este punto es complejo porque ataca directamente a la médula del humorista y tiene su contradicción intrínseca. En el humor se cumple como en ningún otro género la premisa de que no se puede gustar a todo el mundo y el cómico siempre tiene la necesidad de agradar porque nace con la pulsión de entretener. La clave está en mantener un tono y reflexionar sobre los límites del humor. Los tuyos. Hacer humor es muy serio, la cosa más seria de entre las cosas serias porque parte, como ya he dicho, de la desgracia humana, del sentido trágico de la vida. Cuesta reírse de aquel al que la vida le sonríe y si lo haces, procura no caer en la envidia cómica porque no vas a hacer reír a nadie más que a ti mismo.

Corren malos tiempos para el humor porque corren malos tiempos para la libertad de pensamiento. Si la clave de la risa está en el distanciamiento, ¿cómo podemos expresarnos con tantas pautas de comportamiento? Los dogmas e ideologías campan a sus anchas y delimitan la comicidad, la empaquetan al vacío. Una sociedad saludable se mide por su sentido del humor. Si afilamos la lanza para hacer humor de lisiados, freaks y otros esperpentos el resultado es una sociedad enferma.

Si sólo somos capaces de reírnos de la gente por su lugar de procedencia o su idioma es que no nos reímos con la gente, nos reímos de ellos en base a un dogma o una ideología. Error. El humor no puede servir de base para odiar al prójimo.

La inteligencia se mide a partir de la comicidad del individuo, que no es más que una tragedia invertida, insisto. El humorista se tiene que reír de todos y de todo, incluido de él mismo. Y aquí no valen sesgos.

Hay ciertas herramientas que pueden universalizar el lenguaje, tales como el gesto y la peripecia de acción-reacción, la materia prima del payaso, de Buster Keaton, de Charlot, del Gordo y el Flaco y tantos y tantos otros cómicos del cine mudo. Pero el uso de la palabra va ligado inevitablemente a un discurso racional. La palabra es tendenciosa, obliga en mayor o menor medida a la reflexión y despojarla de ideología resulta difícil en un momento en el que los medios de producción (teatros, televisión, cine…) reparten su alpiste para hacer de sus canales de distribución cajones estancos de cómicos planos en el mejor de los casos y de bufones de moral y ética ideologizada disfrazada de mofas al enemigo político, en el peor de ellos.

Gesto y palabra, como hacía Chiquito de la Calzada (humorista que nunca me gustó pero digno de analizar). Aquel: “no puedo, no puedorrr” iba acompañado de un gesto muy concreto, ¿os acordáis? Chiquito se llevaba una mano a los riñones y otra a la tripa y caminaba con la puntita de los pies. Era simple, ¿verdad? Gesto y palabra. Nada más.

Uno de los momentos en los que el público se reía más durante los pases de mi segundo espectáculo teatral, era un pedo que se tiraba uno de los protagonistas. Un pedo. Es absurdo, lo sé. Pero la risa es así, el que ríe, a veces lo hace para deflexionar, salir de algún momento de tensión e incomodidad. ¿Cuántas veces nos hemos reído en algún momento límite o incómodo? A veces pienso que es por esa razón que los pobres ríen más.

Si te paras a pensar, en esos momentos límite, en esas desgracias cotidianas, es donde aflora el humor más desternillante y cruel. Conseguir distanciarse de un instante desgraciado que te está sucediendo a ti mismo es una de las señales más maravillosas de salud mental e inteligencia emocional.

“Intente, por un momento, interesarse por todo lo que se dice y lo que se hace, actúe, en su imaginación, con los que actúan, sienta con los que sienten, lleve, en definitiva, su simpatía a su máximo esplendor: como por arte de magia verá que los objetos más ligeros ganan peso, mientras una coloración severa tiñe todas las cosas.

Ahora desapéguese, asista a la vida como espectador indiferente: muchos dramas se volverán comedia. No tenemos más que taparnos los oídos cuando suena la música, en un salón de baile, para que los bailarines nos resulten ridículos. ¿Cuántas acciones humanas superarían una prueba de este tipo? ¿Y acaso no veríamos cómo muchas de ellas dejan de pronto de ser graves para ser divertidas, si las aislásemos de la música de sentimiento que las acompaña? La comicidad exige pues, para surtir todo su efecto, algo así como una anestesia momentánea del corazón, pues se dirige a la inteligencia pura.”

La Risa. Henri Bergson.

 

Así que ríe, actúa para que la gente ría, gesticula, escribe chistes en un papel, cuéntalos, siéntelos. Un día sin reírte es un día perdido.

 

 

Post by admin_ivan

2 Responses to ¿DE QUÉ TE RÍES?

  1. carrmen

    buen articulo, aunque no soy una entendia en las letras, aunque si en eso de capatr algo mas que letras escritas. leía tu la descripción del, de que y el porque te ries, y las imagenes de mis risas pasaban. se dio de nuevo ese leerte y ser como si con descricion, pusieras palabras al sentir. eso es arte ivan.

    • admin_ivan

      ¡Gracias, Carmen! Da igual entender o no, la cosa es ser consciente de los motivos que nos llevan a reír y de lo importante que es la risa.

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